Si no se canta va a ser muy difícil

Patricia Ariza sobre feminismo y cultura construyendo la paz en Colombia

En cooperación con la Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, la Kunsthochschule für Medien Köln realizó una noche de cine y un día de simposio explorando el papel de los y las artistas y cineastas en el post-conflicto colombiano. Activistas y directores de documentales de Colombia, tanto como profesores y artistas de ambas universidades hablaron de las posibilidades que abren intervenciones artísticas y sus experiencias en esa época de transición a la paz. Entre ellos: Patricia Ariza, directora de teatro, cofundadora de la compañía de teatro “La Candelaria”, directora de los festivales “Mujeres en Escena para la Paz” y “Festival Alternativo de Teatro” y fundadora del movimiento “Artistas para la Paz”. Nora Schramm habló con la artista y activista feminista de Colombia para matices.

por Nora Schramm

Usted como actriz y directora - ¿considera que las artes escénicas son un medio especialmente apto para trabajar la violencia contra las mujeres?

Yo creo que el arte es un espacio de libertad total. Entonces es muy importante que los artistas lo podamos usar como queramos. Mucha gente cree que no se puede, que si protestas no está bien para el arte. Yo creo en ejercer la libertad total del arte. Trabajo mucho desde las mujeres, desde su perspectiva y desde la perspectiva de género; trabajo con las mujeres contra la violencia, contra la guerra. Y realmente el impacto es asombroso. Las artes escénicas son muy buenas para tratar esos temas porque la violencia contra la mujer desbarata el cuerpo, es una agresión muy tremenda al cuerpo de las mujeres. Y el arte puede ayudar a reconstruir el cuerpo social, el cuerpo personal, a poetizarlo, a mirarlo de otra manera.

 

¿Cómo se puede imaginar el trabajo con las mujeres víctimas? ¿Es gente que ha vivido un trauma terrible – es un trabajo psicológico al final, no?

Sí, mucha gente trabaja con las víctimas para hacer como una especie de caridad, de beneficencia. Yo no. Nosotros hacemos ese trabajo más para ayudarnos juntas a convertir el dolor en fuerza, en resistencia. Por ejemplo las abuelas de la plaza de mayo, que son mujeres que en otras circunstancias a lo mejor estarían en un geriátrico. Son mujeres de más de 80 años y sin embargo son unas dirigentes políticas tremendas. Es impresionante como el dolor tan grande de haber perdido sus nietos les ha transformado la vida completamente. Ahora son unas mujeres politizadas, dirigentes sociales fantásticas. Es un acto poético. El dolor no se va, pero se puede transformar.

 

Ud. es directora del festival “Mujeres en escena por la paz”. ¿Quiénes son esas mujeres en escena?
Participan grupos de teatro del mundo entero y participan de las regiones de Colombia, participan campesinas y directoras de dedicación sistemática. Es fantástico porque es un diálogo, es un festival de encuentro, no es un festival de espectáculo. Ya tiene 27 años y va mucho público. Es muy bello.

 

En su contribución al simposio dijo que “El pueblo colombiano tiene más miedo de la paz que de la guerra”. ¿Cómo explica este fenómeno?

Tenemos una consigna muy bella en Colombia que dice que la paz no nos cueste la vida. Ilustra de manera profunda como los medios de comunicación promovidos por los guerrillistas y la extrema derecha quieren generar miedo en la gente, para que crea que los guerrilleros y las guerrilleras se van a comer todo el presupuesto. Dicen unas cosas estúpidas, fantasiosas, pero a fuerza de repetirlas en todos los medios han logrado de generar miedo en el pueblo. En el plebiscito, la gente dijo no a la paz. Eso es gravísimo, desconocí a ese país en ese momento.

 

El no al acuerdo, ¿también tiene que ver mucho con la perspectiva de género que incluye?


Sobre todo. Usaron la perspectiva de género contra la paz. Y en el mundo entero están retrocediendo las conquistas de las mujeres, también en España, en todas partes. La erupción de la derecha va contra las mujeres.

 

Si usted pudiera agregar o cambiar algo del acuerdo tal cual como está ahora – ¿qué sería?


Yo le agregaría la cultura de paz. Porque no está. La dimensión cultural no está incluida en los acuerdos. Nosotros lo intentamos, fuimos a La Habana varias veces pero no lo logramos. Y ahora en la implementación estamos hablando con el presidente de la república, con la viceministra, con todo el mundo, porque si no trabajamos a partir del pueblo colombiano, va a ser muy difícil cambiar algo.