El Clásico

Vidas Secas

de Garciliano Ramos

La relación entre el medioambiente y el ser humano siempre ha sido estrecha. A lo largo de la historia de la humanidad, en ese sentido, la tierra ha estado vinculada con la fertilidad, la reproducción de la vida y una cierta ex- presión de victoria del ser humano sobre su entorno. Pero también esta relación entre tierra y ser humano ha sido con- siderada como una forma de expresión de la profundidad, riqueza y creatividad que este posee. En ese sentido, el ser humano se adapta al medioambiente y este último humaniza también al ser humano al brindarle los medios para su subsistencia.

Considerada por la British Film Institute como una de las mejores 360 películas del mundo cinematográfico, Vidas secas, película del brasileño Nel- son Pereira dos Santos estrenada en 1963, nos sitúa en el reverso de dicho contexto. Basada en la novela del mismo nombre del escritor brasileño Garciliano Ramos , esta película en blanco y negro muestra la errante vida de una familia que está en la búsqueda de un lugar adecuado para asentarse y mejorar su calidad de vida (o la falta de ella).

Ilusionados al llegar a un rancho de un pueblo del nordeste brasileño, la familia encuentra un momento de estabilidad y tranquilidad: el esposo consigue trabajo como vaquero, se compran ropa nueva y se insertan en la vida social del pueblo. Sin embargo, no mucho tiempo después, son víctimas del abuso del patrón, de las autoridades públicas y, como si todo eso fuera poco, de la sequía que arremete a la región. Es por ello que, cansados de todo eso, deciden adentrarse en la árida e infértil tierra del sertón brasileño aún con esperanzas de algún día poder encontrar un lugar en donde puedan vivir en paz y tranquilidad.

Esta película es considerada parte del movimiento brasileño conocido como Cinema novo (Cinema nuevo) que entre sus principales influencias se encuentran el neorrealismo italiano y la Nouvelle Vague francesa, movimientos que les mostraron a los cineastas brasileños que podían hacer sus películas en las calles, que no necesitaban grandes estudios o actores profesionales, que la técnica no debía ser perfecta y que la temática debía estar ligada a la cultura y al contexto naci- onal. De esa manera, Vidas secas es una película nordestina que responde a y retrata las circunstancias en las que muchas familias brasileñas se veían obligadas a vivir. Pereira dos Santos, así, muestra una cruda realidad en donde la humanidad de “los condenados de la Tierra” (para citar a Frantz Fanon) es denegada por la miseria y el abuso de poder.

Eduardo Muro